Frenillo corto en bebés: causas, consecuencias y tratamiento
El frenillo lingual es una pequeña banda de tejido que conecta la lengua con el suelo de la boca. En algunos bebés, este tejido es más corto de lo normal, lo que puede limitar el movimiento de la lengua. A esta condición se le conoce como anquiloglosia, o más comúnmente, frenillo corto. Aunque en muchos casos no causa problemas, en otros puede afectar la lactancia, el desarrollo del habla y la salud bucodental.

¿Por qué algunos bebés nacen con el frenillo corto?
El frenillo lingual corto es una condición congénita, lo que significa que está presente desde el nacimiento. Aunque no se conoce una causa exacta, se cree que puede haber un componente genético, ya que suele darse en familias con antecedentes de anquiloglosia.
Este problema se presenta con mayor frecuencia en niños que en niñas y, en algunos casos, se asocia con otras condiciones del desarrollo oral.
¿Cómo puedo saber si mi bebé lo tiene?
Los signos y síntomas del frenillo corto pueden variar dependiendo de la severidad de la restricción del movimiento de la lengua. Algunas señales a tener pueden ser:
- Dificultad para agarrar el pecho en la lactancia. Los bebés con frenillo corto pueden tener problemas para agarrarse correctamente, lo que dificulta la lactancia y puede causar dolor en los pezones de la madre.
- Chasquidos al succionar. Debido a la falta de movilidad de la lengua, algunos bebés emiten un sonido de chasquido mientras intentan succionar.
- Bajo aumento de peso. Si la succión no es eficiente, el bebé podría no recibir suficiente leche, lo que afectaría su crecimiento y desarrollo.
- Irritabilidad durante la lactancia. La frustración por no poder alimentarse correctamente puede hacer que el bebé llore o rechace el pecho.
- Dificultad para mover la lengua. En algunos casos, es visible que la lengua no se eleva adecuadamente o no puede sacarse fuera de la boca.
¿Qué consecuencias puede tener esta condición?
Si el frenillo corto no se corrige en los primeros meses de vida, pueden aparecer problemas en etapas posteriores del desarrollo. En etapas más avanzadas, la consecuencia más evidente son los problemas en el habla. Una lengua con poca movilidad puede provocar problemas de pronunciación, sobre todo en fonemas como la «r», «l», «s» o «t».
Si no se ha corregido a tiempo este problema, el bebé puede no haberse alimentado correctamente durante los primeros meses de vida, lo que supone problemas de alimentación y puede afectar negativamente a su desarrollo.
Así mismo, el frenillo corto puede generar una malposición de los dientes, dificultando la higiene bucodental.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del frenillo corto lo realiza un pediatra o un odontopediatra mediante una evaluación física de la boca del bebé. Dependiendo de la severidad del caso, se pueden recomendar diferentes opciones:
En casos leves, el especialista puede recomendar esperar y hacer un seguimiento para ver si el problema se resuelve por sí solo a medida que el bebé crece.
Algunos especialistas sugieren ejercicios que pueden ayudar a mejorar la movilidad de la lengua y reducir los efectos del frenillo corto.
Si el frenillo restringe significativamente el movimiento de la lengua y afecta la alimentación o el desarrollo del bebé, se puede realizar una frenotomía. Es un procedimiento sencillo y rápido en el que se corta el frenillo con una pequeña tijera estéril o con láser. Generalmente, no requiere anestesia y la recuperación es inmediata.
En casos más complejos, cuando el frenillo es más grueso o rígido, puede ser necesaria una cirugía más compleja, que requiere anestesia local y sutura.
No es posible prevenir la aparición del frenillo corto, ya que es una condición congénita. Sin embargo, la detección temprana y el tratamiento adecuado pueden evitar complicaciones a largo plazo.
Si notas que tu bebé tiene dificultades para alimentarse o muestra signos de anquiloglosia, consulta con nosotras. Te ayudaremos en todo lo que necesites, ¡pide aquí tu cita!